Las percibirás frías y distantes, indiferentes, casi invisibles.
Conocerás las furtivas y tímidas que transitan como puntas de almea.
Temblarás con las lascivas y sexuales, rayando lo obsceno, que te invitan a fantasear.
Saborearás las exquisitas, tiernas, gratas y deliciosas como maná de dioses.
Disfrutarás con las sinceras, amables, bondadosas, afables y sufrirás con las mortíferas, odiosas, celosas y despreciables.
Convivirás con las interrogantes, expresivas, temerosas, degeneradas….
Todas se originan de la mirada en estado puro, aquella que nos devuelve al punto de partida y nos obliga a reflexionar. ¿Porqué hemos dejado de mirar con “ojos de niño”?
Glosagon.
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