Un enorme revuelo de ambulancias, policías y curiosos atestan la calle que me lleva a casa. Bajo del coche y me acerco. Un hombre anciano de aspecto extranjero yace en el sufrido asfalto, encima de él médicos, por turnos, intentan reanimar aquel desordenado cuerpo mientras los policías intentan ordenar el tráfico. Después de unos largos minutos de infructuosa esperanza, se le da por muerto.
Se empieza a recoger todos los utensilios y un enfermero cubre el cuerpo con una sábana verde. Se retiran las ambulancias con sus equipos médicos y solo dos policías como custodios de la muerte quedan al lado del cadáver.
Casi dos horas después llegan los forenses que le retratan de mil maneras y escudriñan el cuerpo con una normalidad que trastorna.
Se da entrada en escena a ese coche de lujo que nadie quiere tener y mucho menos usar, lo agarran de pies y manos, lo introducen en una bolsa y se lo llevan.
¡Qué manera tan áspera de morir!
Solo, lejos de tu país, tirado como una colilla en medio del asfalto y sin nadie que llore tu ausencia.
Esta noche he descubierto, una vez más, lo efímera que es la vida. La mayoría solo pensamos en el tránsito pero casi nunca en el final porque nos creemos inmortales, sobre todo cuando la juventud nos abriga y es que debemos tener en cuenta que nuestra muerte nace con nosotros y es compañera de camino y solo depende, aquí sí que nos importa, el tamaño del mismo.
La fragilidad desespera, pero eso somos. En cualquier momento podemos ser presa de una tormenta o de la ira de un trastornado. Y chau, chau tu auto, tu casa y tus vacaciones y todo. Por eso pienso que somos ilusos si creemos que algo tenemos.
ResponderEliminarUn abrazo.
También me sumo a refflecciones en cuanto a la naturaleza corpórea y su amiga la flaca muerte.
ResponderEliminarUna entre millones de cosas en que pensar, y por tanto le busco más bien lo humoristico que lo trágico.
Nos llegamos a involucrar en nuestras labores y se nos va que el mundo cambia casi por hora, siempre hay manera de mejorar nuestra aportación.
Sobra tiempo para medirse la caja y comprar las flores. Pero, ¿Cual es la prisa?
Si quieres reducir el dolor, graba un video para tu funeral, pero festivamente, admitiendo que tu turno ha terminado he hiciste lo que estuvo a tu alcance y te dió la gana.
Y desde la pantalla regaña a los que se rían. Diles que el tuyo es un funeral serio. Que tú moriste y mejor canten o te manden buenas vibras en caso de que exista un más allá.
No es la muerte la que me asusta, ni estar sola en ese momento repentino, no me preocupa que me lloren, no es útil, yo he llorado y no le he devuelto la vida a nadie. Por cobarde me asusta el dolor para morir, nada más.
ResponderEliminarUn abrazo
Cuan real tu relato ,en la vida de mi hija médico es uno de esos tantos casos que ocurren en el correr de los días sobre la ambulancia hace 11 años ya.
ResponderEliminarabrazote.
la vida, ese bello relámpago. No temo la muerte, sí el dolor físico y el desamparo, como en este caso.
ResponderEliminarBesos de esperanza :)
Una gran reflexión basada en la experiencia de la vida, tú sacaste conclusiones, cuántos miran para otro lado. Al fin, la muerte se cruza en el camino de todos.
ResponderEliminarBesos Gloria
casi que la soledad es peor que la muerte en si misma Gloria. Bueno, real y significativo tu relato de algo que es bastante cotidiano lamentablemente. ¡saludos afectuosos!!!
ResponderEliminarAlguien quedó escrito: "Empezamos a morir en el mismo momento de nacer".
ResponderEliminares una forma de hacernos ver que muerte y vida van de la mano y que ninguna de las dos tiene sentido sin la otra.Es algo inevitable y por tanto debería ser asumible.
Saludos Gloria.
Totalmente cierto, nacemos acompañados de la muerte, lo bueno es que no sabemos ni donde, cuando o como, pero si que el fin llega.
ResponderEliminarun abrazo desde http://mjralonso.blogspot.com
Cuando han pasado tantos años, y has ido a tantos entierros, comprendes que los sudarios no tienen bolsillos, y que lo único que te llevas es lo que hayas disfrutado y el bien que hayas hecho. No debemos obsesionarnos, vive y sé felíz.
ResponderEliminarMARCOS: Conviene reflexionar sobre la vida y la muerte desde la infancia para tomar conciencia del valor de la primera y de la liberación que podría suponer la segunda. Bss.
ResponderEliminarLo siento, he escrito el nombre de MARCOS, porque también estaba de acuerdo con él, si bien a continuación he añadido lo subsiguiente. + bss.
ResponderEliminarTú lo has dicho muy bien la muerte la llevamos incorporada, lo que no sabemos es la forma de alcanzarla.
ResponderEliminarUn abrazo Gloria
Somos aves de paso, como diría el poeta, y tu descripción se ajusta a un momento cualquiera, con toda su crudeza y realidad.
ResponderEliminarUn abrazo.
La muerta va caminando un paso atrás, y de eso no nos queremos enterar, sin embargo es tan real, y muy pocas veces avisa que dará una zancadilla...
ResponderEliminarTriste relato.
Abrazos.
La VIDA: Sucesión de instantes y entonces... Desapareció.
ResponderEliminarDa vértigo, no?
Un abrazo grande, amiga!
Ciertísimo: la vida es efímera, se puede ir en un segundo.
ResponderEliminarComo suelen decir "todos quieren llegar a viejo, pero nadie quiere serlo! algo similar dicen de la muerte, "todos saben que llega, pero nadie quiere aceptarla..."
ResponderEliminarDicen muchas cosas, como verás...
Saludos!
J.
Gloria:
ResponderEliminarEs un tema muy importante, que se asocia mucho con la desaprensión con la que se manejan los vehículos. Lo vemos a diario y en todos lados.
Un gran abrazo.
Un nuevo minirelato que nos hace pensar....
ResponderEliminarUn beso
Fíjate que yo soy de las que piensa demasiado en el tránsito, y es un no vivir, un verdadero problema :(
ResponderEliminarCada día se me hace más insoportable este mundo, más lleno de consumo inútil, tan falto de empatía. Creo que ya ni nos miramos a los ojos.
Un besito-.
Y además es peor que hacienda¡ que ya es decir.
ResponderEliminarCuando nacemos sólo tenemos la certeza de que un día vamos a morir. Es por eso que tenemos que disfrutar al máximo de nuestra vida, de cada minuto y ser felices con lo que tenemos. Ser buenas personas, amarnos y amar a los demás incondicionalmente y actuar de tal manera que llegada la hora de partir, nuestro corazón esté en paz. Muy buen post. Saludos afectuosos para ti!!
ResponderEliminarEsta mañana después de levantarme y cuando ya me disponía a salir a la calle, me asaltó la indecisión, de no saber que ponerme...
Y de pronto el niño que aún llevamos dentro me sugirió que me vistiera de felicidad, ya que así cuando me encontrara con los amigos la podría compartir...
No sé si ha sido una idea afortunada o no, pero el hecho es que aquí estoy esperando que la aceptes a través del silencio de las palabras, que son el portavoz de mis sentimientos...
Quisiera que mañana al despertar, el alba te pintará un paisaje lleno de caléndulas de mi parte para ti!!
Un abrazo de despida bajo la alameda de los ruiseñores...
Atte.
María Del Carmen
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarme ha gustado encontrarte Penamos lo mismo en las letras del alma cuando escribimos
ResponderEliminarfue un placer leerte
Hay que morir y si puede ser rápido mejor y a veces solo que casi mejor solo, no me apetece ver a la familia llorando delante mía. Mejor que le den un aviso, así de golpe, así sufriran menos. un abrazo
ResponderEliminarPerdedor y gratuito es nuestro ser. Consuela saber que el muerto es el primero que escapa de la escena. Los que quedamos participamos de esa soledad, desamparo, intemperie, que deja tras de sí quien se ha ido para siempre. En realidad, como en tu relato, es el único modo de acceso que tenemos a la muerte. La muerte siempre es ajena y exterior a nosotros. Sólo la hacemos nuestra a partir de esa exhibición que percibimos y sobre la que volvemos reflexivamente cada vez que enfrentamos la experiencia. Muy buen relato. Un beso y gracias por haber pasado por mi blog "Las sílabas contadas" y gracias también por tu comentario.
ResponderEliminarDulce compañera que siempre espera. Siempre. Aunque en ocasiones no nos parezca dulce sino cruda y vengativa. Es ella, fiel como una sombra, eterna. Un saludo y gracias por tu paso por mis añiles, tus trazos y por haber dejado tu "carita" en añil.
ResponderEliminarHe leído tu texto y me ha gustado mucho el final cmo reflexión y es cierto muchas veces nos preocupamos de las cosas, de la apariencia, de ser conocidos y al final perdemos lo esencial de la vida que es mantenerse dentro del camino, disfrutarlo porque el momento en que se acaba lo desconocemos.
ResponderEliminarme encanto tu blog.
Así es. La vida es breve, nos guste o no.
ResponderEliminarSaludos
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarLa vida es efímera...y lo malo es que no nos preparamos para morir, nos creemos matusalenes inmortales. UN abrazo. Carlos
ResponderEliminarHola paisana!
ResponderEliminarGracias por tu visita.Pues me has dado la posibilidad de conocer tu blog, dicho sea de paso, muy interesante.
Me han gustado mucho tus fotografías, y sobre todo, el texto que tienes escrito sobre lo efímero de la existencia.
Un placer.
Saludos.
Él murió de golpe, nosotros lo vamos haciendo en cuotas. La maldición es la misma.
ResponderEliminarBeso.
Lo peor de la muerte es que te llega sin aviso previo y muchas veces, cuando tú estás pensando que aún no has vivido todo lo que querías vivir. Si no fuera por esto, no tendría importancia.
ResponderEliminarun beso
La muerte. Solo ella es segura y normalmente no nos gusta hablar de su estampa. Cuando ves morir a quienes más quieres cambia el concepto de todo, principalmente el de la forma de vivir la vida, como bien reflexionas en esta profunda entrada.
ResponderEliminarGracias, Gloria.
Más que nunca, un besote de gofio.
ResponderEliminarLo has decrito muy bien, Gloria.
Algunos dicen que no es el camino de la vida el que tenemos por delante, en el momeno de nacer, empezamos irremediablemente el de la muerte, lo que da más miedo es, sin duda, morir solo, sin nadie que te depida con un:"vete tranquilo....te quiero"
Besotes gordos.
Este relato es tan real como esta vida que tanto tememos perder, porque sabemos que nos iremos con sufrimiento a no ser que esa transición sea dulce como el sueño.
ResponderEliminarTristeza de morir solo como este suceso.
Me gusta mucho como lo escribiste.
Besos Gloria.
Llena tu mente de bellos pensamientos
y deja que ellos trabajen en tu corazón,
pintando un interior de alegría,
para que aflore en el espejo tus ojos
la más bonita de las sonrisas.
Te deseo tengas un hermoso
comienzo de semana.
Esta amiga que te quiere y aprecia!
María Del Carmen
La muerte,esa invitada que nadie espera...y morir en soledad,lo peor de todo.
ResponderEliminarBesos.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarTodos los Opuestos se complementan y la Muerte lo es de la Vida.
ResponderEliminarComo decía mi escritor favorito, Quevedo:
"La Vida es un extraño vacío que la Muerte ocupa"...
Antes de Vivir...¿De dónde venimos?
Después de Morir...¿Adonde vamos?
Abrazos y besos.
Me encant´el relato muy bien logrado Gloria , a la muerte no le tengo miedo será mi fe en Dios sé que estamos de paso uufff pos e verdad has dejado un profunda refelxión ,gracias por tu visita a mi rincón del mar
ResponderEliminarGloria, me has dejado intranquilo. Yo soy extranjero, al decir esto digo que soy una persona que vive en otra tierra que no es la que lo vio nacer. Está muy fotográfico tu relato y si pega fuerte al reflexionarlo. Habrá que reconocer que ya casi llego a los 30 y no siempre tendré mi juventud.
ResponderEliminarSaludos.
A ti que estás leyendo esto, te dejo las siguientes menciones...
Que tengas un fin de semana colmado de bendiciones,
para que tu corazón siga siendo un vergel de emociones.
Que a donde mires veas amor, siendo un toque de esperanza
y hacía donde camines encuentres la felicidad con templanza.
Esta que te quiere
y nunca te interfiere...
Atte.
María Del Carmen
Cuando nacemos empezamos a morir. Es algo que llevamos prendido en nuestra existencia, pero no pensamos en ella hasta que no ocurre algo que nosimpresiona, como lo que narras tú. Muy bueno tu micro Gloria.
ResponderEliminarBesicos muchos.
Gloria: tu relato es excelente y nos hace pensar en eso que no queremos pensar que es la muerte, pero a ella nadie le puede ganar, creo que es la más grande sorpresa que nos llevamos, que morimos cuando meno lo imaginamos. Gracias por tus palabras también en mi casita. Dibujaste una gran sonrisa en mi cara.
ResponderEliminarBesos y feñliz fin de semana!!!
A lo largo de mi vida he visto a varias personas morir así, estropeados por un vehículo en medio de la pista. Siempre me impacta, y pido a Dios nunca morir así abandonado sin el cariño de los mios. Excelente entrada, que invita a la reflexión.
ResponderEliminarun abraxo!
En alguna ocasión he tenido que enfrentarme a la de la guadaña, plantarle cara y decirle; que si es el momento pues vamos, pero que no se lo pondré fácil, mi camino no se lo largo que será, pero lo andaré con paso firme y sin olvidar que tiene un final.
ResponderEliminarGracias por tu visita y comentario en mi blog.
Un abrazo.
Has puesto sobre la mesa con maestría un tema con mucho de "tabú". Hablar de la muerte, para la mayoría de los mortales (dónde me incluyo) no suele ser uno de los temas escogidos a la hora de conversar. Al que mas y al que menos nos espanta pensar como será nuestro final.
ResponderEliminarQuizás por eso mismo vamos eludiendola toda nuestra vida, y aún así también sabiendo que tarde o temprano nos alcanzará.
Abrazos Gloria. Yo también me quedo contigo
A mí, que me pille, con un buen trozo de tarta de chocolate...
ResponderEliminarasí, me iré contenta
Bss,Gloria.
Grandes verdades plasmas en tu micro. La muerte es la otra cara de la moneda, esa que no queremos nunca que salga, pero que al final siempre toca.
ResponderEliminarUn abrazo,
Así es la vida , tiene razón Gloria, y a veces no nos acordamos de ella hasta que vemos la cara de la muerte frente a frente.
ResponderEliminarPreciosa entrada, Abrazo Fuerte.
Qué gran razón tienes, Gloria. "Cuando aprendes a morir, aprendes a vivir". Por muy efímera que sea la vida, debemos aprovechar hasta el último instante, sabiendo que aunque jóvenes seamos, un día ella llegará. Y ahí no habrá retorno.
ResponderEliminarUn beso :)
Ahí la tenemos, haciéndonos arrumacos de vez en cuando,a ver si nos camela, la tenemos de compañera inseparable...hasta que ella quiera...
ResponderEliminarUn beso.
Qué imagen la de reanimación del cuerpo mientras otros se dedican al mundano tráfico, para que la vida continúe fluyendo, pese al puntual desorden, que no refleja más que el desorden general de nuestras existencias, que nos negamos a ver.
ResponderEliminarAbrazo Gloria.