¡HOOLAA, me llamo Raquel y soy Loogoopedaa!
Los doce alumnos asistentes no podíamos
dejar de mirar la boca de aquella mujer.
Sus
músculos faciales se expandían y movían a un ritmo frenético y su lengua se
alzaba hacia el paladar rozando el infinito.
En cuanto abrimos nuestras bocas para las
presentaciones iniciales, ella no nos miraba, nos observaba con meticulosa
deformación profesional.
Uno a uno hizo desfilar nuestros defectos,
desde respiraciones extremas, bajando hacia unos dientes que se resistían a
separarse para dejar escapar las palabras y acabar deslizándose por unos cuellos
como torres de alta tensión. Nos dejó muy claro que no sabíamos hablar.
Transcurrían los días en aquel aula
convertible que tornaba a veces, en sala de psiquiátrico, con sacudidas entre
unos a otros mientras contábamos del uno al diez con las bocas abiertas como
bodegas de barco o repitiendo los meses del año como borrachos perdidos en el
tiempo.
Entre obleas y lámparas, tomaduras de aire y
bostezos frustrados, consiguió que fuéramos capaces de ser conscientes de
nuestros errores nada más abrir la boca, y a base de golpes, sobre la mesa, logró
que hablásemos como una Logopeda manda.
Glosagon.
uytyutityuiuyiko
ResponderEliminarتصليح افران جدة
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