Apoyado en la esquina de la ducha lloraba silenciosamente mientras el agua despeñaba por su cuerpo las lágrimas hacia el sumidero. Así sentía que había sido su vida, hasta hoy. Un maloliente e interminable desagüe por el cual viajaban, haciendo rafting, sus sentimientos, sus deseos, sus ilusiones…
Hijo de militar autoritario, hosco y abstemio en sentimientos, compensado por una madre cariñosa y en exceso protectora, siempre y cuando el “General” no estuviese por cerca y le ladrara que lo tenía mimado, consentido y amariconado.- ¡ Los hombres no lloran, coño!-
Deambulando entre noches en vela, siendo prisionero de sus dudas y miedos, así como de largas disputas consigo mismo, lo anunció mientras cenaban. – Me voy de casa-.
Su mujer contrajo el rostro presagiando el terror abismal al ultraje y enjuiciamiento colectivo, no expresaba sorpresa sabía que cada día que pasaba era una prórroga.
Su hijo le dedicó una mirada de náusea y desapego que le derrumbó, pero el tierno y benevolente abrazo de su hija le recompuso.
Oscar le abrió la puerta de su casa, de su vida, de su corazón… permitiendo que su armario se ventilara quedando perfumado con aromas de Frutas de la Pasión.
Glosagon.
Un trago para celebrarlo. Porque nadie se merece semejante puesta en práctica de estoicismo contra lo impuesto de tan brutal manera. Me alegro por él.
ResponderEliminarA su salud.
Las grandes decisiones se toman cuando se está preparado para ello. Nunca es tarde.
ResponderEliminarCoincido con el pivito de "la esquina", hay un momento en toda vida que se tiene, necesariamente, que romper con todo y rehacerte; hoy le tocó al prota de tu historia, mañana... ¿quién sabe? igual a uno de nosotros... ¡bien por él!
ResponderEliminarEra gay?
ResponderEliminarMe gusto el inicio.
Triste vida y buena decisión.
ResponderEliminarMe gustó mucho este relato Gloria.
Un abrazo.
No puede haber nada peor que luchar contra uno mismo. Una vez me prometí no renunciar jamás a mi identidad por nadie, prefiero los armarios aireados que llenos de monstruos.
ResponderEliminarA todos nos llega el momento. Lo has narrado con mucha delicadeza y gracia. Uno acaba por ponerse de parte del que se va. Y es que creo que tiene razón.
ResponderEliminarMe ha gustado.
Besos.
No se si todos, pero estoy seguro que muchos de los que por aquí venimos conoceremos alguna historia que -con mínimo matices- se acerque a la que nos cuentas.
ResponderEliminarEsto es lo que hace grande a ese micro. Su esquema de acción posible, su tono ajustado, su intensidad emocional.
Gran trabajo.
Un abrazo,
Realmente bueno. Y el final, perfecto para poder sonreír ante un logro más de un ser humano. Me ha encantado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Que hermoso! un final perfecto... me ha gustado, el de la sala de espera también! en cuanto pueda te leeré más ;)
ResponderEliminarGracias por visitar mi blog y lamento haber tardado en visitar el tuyo... saludos desde Sevilla ;)
Besos mentales.
Gracias a todos por vuestros comentarios,me alegro de que os haya gustado el relato, lo monte mientras daba una de mis caminatas diarias, mis pies dan pasos y mi mente matraquillea.
ResponderEliminarNadie deber'ia traicionarse por otro...despues las cosas se nos retorna como un bumeram
ResponderEliminarbesos
Hola,
ResponderEliminarvengo de rebote a tu visita, pero si me lo permites, me quedo.
Buena historia.
Vengo a tu blog y me quedo, te doy gracias por la visita que hiciste al mio, aunque he tardado en dártelas espero me disculpes, muy buen relato, y muy parecido a tantas y tantas historias reales .....me gusta tu blog si me lo permites; me quedo! un beso.
ResponderEliminarISA
Buenisimo de principio a fin, y...de la vida misma.
ResponderEliminarGracias por visitarme
Cariños
Que lindo el relato! lo escribió usted? me encantó leerlo, saludos!
ResponderEliminarTodos los relatos que aparecen en el blog son de cosecha propia, unos mejores que otros, pero todos queridos.
EliminarGracias a todos los nuevos amigos por visitarme y que esto sea el principio de una larga amistad virtual.
No se porqué extraña razón me resulta muy familiar tu historia. Me he paseado por tu casa y me ha gustado.Volveré.
ResponderEliminarSaludos,
Gloria, me ha gustado el ritmo que lleva el relato. Me gusta tu estilo y tu blog, gracias por visitar el mío. un abrazo.
ResponderEliminarmicrosyotrashistorias.blogspot.com
Fui descendiendo por tus entradas y esta me enganchó por la manera tan sutil y emotiva con la que lo cuentas.
ResponderEliminarNadie se merece ser infeliz y menos por el qué dirán. Tenemos que intentar ser felices y si para eso hay que airear mil armarios y derribar muros de hipocresía, lo debemos hacer.
Me gusta mucho la cita que tienes de House en tu blog.
Un beso, Gloria.