Aquella bandeja de borde dorado y con enormes flores de colores que invitaban a la esperanza viajaba diariamente, y muchas veces, por el iluminado pasillo que unía la cocina con la estancia donde se albergaba y custodiaba a la flor más frágil y querida.
Su murmullo afligido y pesaroso se sentía por toda la casa porque nunca era vacío y solitario, siempre peregrinaba escoltado por algún camarada. Algunas veces por la colisión histérica de botes de fármacos que aliviarían el dolor, otras por el tintineo suave de una cucharilla repicando en la taza de caldo caliente que mitigaría los escalofríos y otras por el rechinar de los platos entre sí que casi siempre retornaban intactos a su origen.
Aquella banda sonora de porcelana y cristal se quebraron junto a ella una calurosa mañana de agosto.
Quizás por eso odie comer en la cama.
Glosagon.
Glosagon.
No es la única que odie comer en la cama. Bss.
ResponderEliminarCreo que lo peor de estar en la cama, sin remedio, es ver como alguién se acerca con el tintineo de una cucharilla dentro de un vaso con líquido colorido y sabor nauseabundo. ¿Porqué cuando lo hacen siempre sonríen?
ResponderEliminarComer en la cama es cosa de enfermos, no sé si será tu caso, que en tal circunstancia te ofrezco mis respetos y los deseos de que te recuperes pronto, pero si es por esa decadente costumbre burguesa de comer en la cama y encima que te sirvan con campanillas no me extraña que acabes odiándolo, es incómodo por mucha bandeja floreada, siempre quedan migas que pinchan y manchan ...sin contar con que encuentres la postura...
ResponderEliminarbssoss
Pesares que acompañan momentos de enfermedad.
ResponderEliminarSonidos y aromas inconfundibles.
Cariños
Comer en la cama... placentero (con charola de flores), pero manchado...
ResponderEliminarYo también odio comer en la cama, pero lo que me ha impactado es la soberbia dulzura con la que es narrado el adiós de un ser querido. Maravilloso este texto, Gloria...se me ha colado por todos los poros de la emoción.
ResponderEliminarUn besito
Este texto fue elaborado como tarea de un taller de escritura que estoy impartiendo. Nos pedían que le diéramos conciencia a un sonido de nuestra adolescencia. Esa bandeja, la de la foto es la original, siempre viajaba de la manera que describo, a visitar a mi madre.
EliminarDeciros que a pesar de los 30 años transcurridos aún me acongoja recordarlo y me costo muchísimo escribirlo.
Saludos a todos y gracias por visitarme.
Claro que leo todos y cada uno (obvio) de los comentarios, Gloria.
ResponderEliminarMe pareció muy cariñoso tu mensaje, así que vine inmediatamente a ver cómo era el blog de quien decía cosas tan lindas... ¡Y claro, no podía ser de otra forma! Escribes muy bien. Luego de terminar de leer tu "Tintineos" sentí que no había leído un relato, sino que lo había escuchado.
Me quedo como seguidor, ¡por supuesto!
Espero que no perdamos el contacto.
Un beso.
HD
No sé que sentieres hay en el momento "comer en la cama", si sé, y no hay un día que no piense en ello, que para mí lo verdaderamente triste fue dejar de llevarle esa comida a la cama. La bandeja no se rompió, se rompieron millones de cosas; perdí el mejor de mis tesoros.
ResponderEliminarMuy bonito escrito, pero que triste..
ResponderEliminarGracias por pasarte por mi blog y dejar un comentario! Y yo pensando que nadie me leía...! Me gusta tu blog, pero no tengo mucho tiempo últimamente para leerlo como me gustaría, pero en cuanto pueda lo haré.
ResponderEliminarQue coincidencia que tu tía te llamara igual!!! =)
Un saludo, y pásate cuando quieras.
Hola Gloria!muy sentido tu relato,leyendolo me puse a pensar, que ojalá cuando nos toque comer en esa bandeja, contemos con esa mano amable y cariñosa que nos la alcance.
ResponderEliminarSaludos,Bajo la Cruz del Sur,Montevideo,Uruguay.
Gloria, gracias por tu visita, a partir de ahora te sigo, volveré a menudo.
ResponderEliminarUn beso
Muy lindo relato, me recuerda a mi niñez cuando comía recostada porque me daban caprichos y mi madre tenía que obedecer jijii.
ResponderEliminarBesos
Vengo del blog de Maribel
Me quedo por acá.
lujanfraix.blogspot.com
Te dejo esta dirección porque tengo varios sitios pero en éste escribo todos los días.
Puffffff, encogido tengo el corazón.... no puedo ni atisbar a imaginar como viviste la situación, y el valor que tuviste para ponerle palabras a ese sentimiento.
ResponderEliminarLo peor de todo es que una tiene la sensación de que sucedió demasiado pronto.
Un abrazo.
hermosa entrada me llevo a mi niñez abrazo
ResponderEliminarbien escrito, la palabra tintineo ya es bonita ella sola
ResponderEliminarGracias por pasarme el enlace a tu blog, Gloria. Ya lo leeré más tranquilo. Por ahora, mis felicitaciones por estos tintineos tan reales. Y tristes, con seguridad.
ResponderEliminar¡Un saludo!
Nunca se me hubiera ocurrido hacer a una bandeja la protagonista del dolor que se siente por una pérdida.
ResponderEliminarYa no más tintineos por el pasillo.
Tu forma de narrar es muy visual, Gloria.
Un beso.
Hola Gloria
ResponderEliminarGracias por tu visita amiga y por quedarte por mi casa.
Disculpa la tardanza pero con tantos comentarios que me envían voy despacio, llego siempre tarde pero llego jijii.
Besos y abrazos.
La historia detrás de la historia. No es la bandeja y todo el torrente de compañeros que van de un lado a otro, de una esquina a otra, de habitación en habitación. Sino, Ella, que necesita ser atendida, que está encadenada a una cama, y de pronto algo explota.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, da para más interpretaciones y me mantuvo alerta.
Muchas gracias por tus visitas. Ya estoy aquí.
Besos, Anouna
Un final contundende. Me ha dado como una punzadita, si no en el corazón, cerca.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me impresionas...
ResponderEliminarBesos mentales.