Un tumulto de gente desconocida nos gritaba su apoyo tras la barrera policial. Sus fervientes arengas ponían a caer de un burro a bancos, gobierno y políticos.
El fatídico día del desahucio había llegado.
Mis padres agitados e impotentes miraban con ojos aguados aquellas paredes que tanto esfuerzo y trabajo les había costado comprar. Ahora con solo el esfuerzo de una rúbrica y de cuatro empujones, ¡a la puta calle!
En protesta, aquella noche acampamos frente al chalé del director de la sucursal bancaria. Era un transformer porque mi padre siempre decía de él que tras los sucesivos impagos se había transformado de benefactor a villano, que le había arropado entre lana de cordero y ahora se lo merendaba con dientes de lobo. Mientras intentábamos dormir en el minimalista apartamento Decatlón sentimos un pinchazo en el cuello. Mis padres y yo nos incorporamos y nos miramos sorprendidos. Nuestro tamaño menguaba considerable y velozmente, nuestras extremidades pasaron de cuatro a ocho al igual que nuestros ojos y cada uno con su lente, nuestra espalda se convirtió en una cutícula rígida y muy dura.
-¡Joder, que pasada!- grité saliendo al exterior. Entramos a dos patas y salimos a ocho como en los bares.
-¡Tengo ojos hasta en el cogote!- vociferó mi madre alucinada.
-¡Ah pero es que antes no los tenías!- dijo mosqueado mi padre mientras se zampaba un grillo que estaba dando la tabarra.
Aquella mutación arácnida nos permitió tejer nuestra particular venganza.
Nos adueñamos de la casa del transformer. Mi madre tan laboriosa y clásica como siempre, se encargó de hacerle la vida imposible a la réplica “made in China” de la Barbie instalándose en su vestidor, disfrutaba día y noche tuneando con hilo de seda sus trapos de marca.
Mi padre asustaba por su gran tamaño y balanceo agresivo. Caminaba y trepaba por paredes y techos provocando el pánico familiar, yo discreta y tímida me adueñé de su fantástica biblioteca. Solo yo puedo disfrutarla, él ya no se atreve a acercarse después de tener que llamar al servicio toxicológico varias veces por mis picaduras.
Glosagon.
Creativo, Gloria, muy creativo.
ResponderEliminarMe gusta esa transformación para la venganza.
Un abrazo,
¿spiderwoman? cuidadín, cuidadín, que ahora hay muy buenos insecticidas.
ResponderEliminarhermosa entrada
ResponderEliminarNarración muy ingeniosa, me ha gustado leerla. Bs.
ResponderEliminarUn simple arácnido es toda la venganza. Saludos Gloria. Retorno después de unas vacaciones.
ResponderEliminarPaso a devolver tu visita, pasear tus letras y quedarme.
ResponderEliminarQué rico nombre tienes...
Te sigo, besos.
Una venganza un poco tibia para mi gusto. Oye y una pregunta, tú que has ocupado su biblioteca, qué tipo de libros lee un banquero...
ResponderEliminarHOLA !!! GRACIAS POR TU INVVITACION Y POR TU GRATA VISITA A MI BLOG CON TAN LINDOS COMENTARIOS.
ResponderEliminarSI ME PERMITES TE SEGUIRE,Y SI GUSTAS RETIRAR POR MI BLOG EL REGALO DE MUJERES BLOGGERAS TE ESPERARE,
ES UN SIMBOLO DE AMISTAD SINCERA,QUE CRUZA TODAS LAS DISTANCIAS !!!!
BESOTES.
Para alguien que le tiene fobia a las arañas, creo que esta es sin duda, una venganza terrible.
ResponderEliminarCiertamente, has hilado un relato muy fino, que atrapa al primer golpe de vista!
Muy bueno, e inesperado el desenlace!
Besos al vuelo! -espero que no quede por ahí enredado :D
Gaby*
Me gusto leerte, el desenlace por inesperado es el lazo que rodea tu relato, para hacerlo muy interesante.
ResponderEliminarHe visto por aqui algunos amig@s comunes, ya te sigo,encantada de tu visita.
Besos guapa, y hasta pronto, deseo.
Hola Gloria
ResponderEliminarEstupendo relato, nos mantiene en suspenso hasta ese final. Así se escriben los verdaderos cuentos.
Gracias por visitarme.
Has traido el regalo, me parece bárbaro que te haya gustado, no sé si de mi parte o de Mis Daisy, da lo mismo somos una gran familia.
Besos
Ahora que ya están dentro, un ruego, denle, los tres, un picotazo por todos y cada unos de los desahuciados que han creado... Para que recuerden que ellos tienen curro porque nosotros depositamos nuestros pocos chavos en sus guaridas.
ResponderEliminarMe encantó el relato! tu blog es ideal para leerlo esos días extremadamente relajados, ojal´´a con lluvia y un poco de frio!
ResponderEliminarUn final inesperado, me encanta leerte, Gloria, es un placer estar en este rincón donde haces de los relatos una fuente de riqueza literaria en la que nos envolvemos en ellos palabra a palabra.
ResponderEliminarUn beso.
Jajajajaja, venganza genial, Gloria. Me lo he pasado de miedo :)
ResponderEliminarUn abrazo.
Gloria, una gozada tu escrito, he disfrutado muchísimo con esta historia llena de ironía muy apropiada a los tiempos que vivimos.
ResponderEliminarRealmente me ha encantado y escribes genial.
Besos.
Guau!! Tremendo! Me encantó como das a entender una cosa y luego das un giro. Mantienes al lector atentos a cada palabra. Te felicito!!
ResponderEliminarUn relato que se las trae. Tiene todo.
ResponderEliminarMe gustaría leerte más, siempre más.
Un abrazo
Es una pena que no pueda publicarte comentarios,Gloria, no veo las palabras de verificación que agregaste en esta ventana, ojalá puedas quitarlas, ojalá.
Hola Gloria, bonito relato.
ResponderEliminarUn beso y buen finde
Simplemente increíble...
ResponderEliminarBesos mentales.
Venganza servida en tela de araña, qué imaginativo. Genial lo de la Barbie... jajaj
ResponderEliminarBuenísimo, Gloria, un cuento Kafkiano con mucho humor y mala baba. Me ha encantado.
ResponderEliminarBesos,