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Despiertan los colores.

Arriesgados Lectores...

15 mayo 2015

El curso

    ¡HOOLAA, me llamo Raquel y soy Loogoopedaa!

   Los doce alumnos asistentes no podíamos dejar de mirar la boca de aquella mujer.
   Sus músculos faciales se expandían y movían a un ritmo frenético y su lengua se alzaba hacia el paladar rozando el infinito.
   En cuanto abrimos nuestras bocas para las presentaciones iniciales, ella no nos miraba, nos observaba con meticulosa deformación profesional.
   Uno a uno hizo desfilar nuestros defectos, desde respiraciones extremas, bajando hacia unos dientes que se resistían a separarse para dejar escapar las palabras y acabar deslizándose por unos cuellos como torres de alta tensión. Nos dejó muy claro que no sabíamos hablar.
   Transcurrían los días en aquel aula convertible que tornaba a veces, en sala de psiquiátrico, con sacudidas entre unos a otros mientras contábamos del uno al diez con las bocas abiertas como bodegas de barco o repitiendo los meses del año como borrachos perdidos en el tiempo.
   Entre obleas y lámparas, tomaduras de aire y bostezos frustrados, consiguió que fuéramos capaces de ser conscientes de nuestros errores nada más abrir la boca, y a base de golpes, sobre la mesa, logró que hablásemos como una Logopeda manda.

Glosagon.