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Despiertan los colores.

Arriesgados Lectores...

22 octubre 2012

¿Me concedes un minuto?

En un micro el lector te concede un minuto. Tienes que engancharlo desde el segundo uno, si no, corres el riesgo de ser un “no leído”.
   Embutida en su minúsculo traje de lentejuelas rojas sin brillo y decorado con un manchón de semen aún tibio, hace funambulismo sobre 12 cm de tacón. Mira de soslayo una raya sobre la mesa que transporta a otra realidad, pero ella es puta no yonqui. Coge los billetes manoseados y sale de allí zumbando silenciosamente. Coge un taxi y le pide rapidez, por suerte su último cliente también lo fue. Su hijo la espera en la guardería. Cierra los ojos e invoca su sonrisa. Debe encontrar otra manera de subsistir, pero la otra puta, la crisis, no le está dando demasiadas opciones.
   Si has llegado hasta aquí, es que lo he conseguido. Gracias.
Glosagon.

13 octubre 2012

El pueblo de los gatos

En los Pirineos, frontera montañosa entre España y Francia, donde su paisaje brinda la naturaleza más intacta y donde cada otoño la berrea de los ciervos inaugura los tiempos de castañas y setas, dormita un pueblo de casas de piedra que tras la Guerra Civil española pocos volvieron a morar en ellas. Solo dos ancianos nonagenarios, José y María  conviven  junto a cientos de gatos  que campan a sus anchas por el lugar regalando una estampa, como poco, original.
   Ignoro si José y María, por lo avanzado de su edad, siguen habitando en dicho  lugar,  y conversando, cada cual en su idioma, con sus vecinos gatunos, lo que  sí puedo asegurar es que ese lugar recóndito y especial quedará grabado en mi almohadilla cerebral  como una sombra sigilosa, igual que el andar de los  gatos.
                                                 ¡Miaaaaaaauuuuu!
Glosagon.

02 octubre 2012

Lo sé

Este tobogán con arrugas es demasiado pendiente. No sé que postura idear para que el recorrido no sea tan rápido ni vertiginoso.
   ¿Que cada día necesito sobredosis extras de oxígeno para llevar a cabo tareas que antes hacía con solo un suspiro?, lo sé.
   ¿Qué a veces se me quedan posos en el cerebro que congestionan mi memoria y la atascan?, lo sé.
   ¿Qué pienso y actuó más lentamente y me he vuelto ensimismado?, lo sé.
   ¿Qué me he vuelto el hombre invisible para las mujeres? , lo sé, pero….
   No me trates como a un niño, que soy mayor. No me aísles ni me mates socialmente. No nubles aún más mi memoria, facilítame oportunidades y compromisos, aún puedo ser útil.
   No lastres con prejuicios y estereotipos manidos y margines mi sabiduría, no desprecies mi experiencia, no reprimas mis sentimientos, no estanques mi interés ni hieras mi dignidad.
   No dejes que ellos, la soledad y el aburrimiento, se instalen en mí, porque moriré.
   Soy viejo, lo sé, dime algo que no sepa.
   Cada día veo a viejos con cuarenta años menos que yo padeciendo la vida y  sin ninguna ilusión y es que como dijo un científico alemán “nada nos hace envejecer con más rapidez que el pensar incesantemente en que nos hacemos viejos”.

Glosagon